La sección Noturna del BAFICI siempre regala alguna gema a aquellos adictos y buscadores de cine de género. Anoche no fue la excepción, celebrándose el estreno nacional de Y abrázame, una historia de amores confusos, mundos íntimos, magia negra y curanderas. Cinema Marketing pudo conversar con el director Javier Rao, que en sus primeros pasos ya promete un futuro alentador para el cine de terror nacional.
– ¿Cómo inicia el proceso de creación de la película?
La película nace a partir de una materia de la FUC, Dirección IV, dictada por Juan Villegas y Rodrigo Moreno. Cada alumno filma una serie de ejercicios prácticos y en un determinado momento las consignas se vuelven personalizadas. Yo había estado experimentando con el género y con este grupo de amigos que se ve en la película. Me aconsejaron continuar por ese rumbo. Eventualmente la serie de ejercicios dieron un corto disparador de 10 minutos que después se convirtió en un guión literario de unas 70 páginas. Con eso fuimos y filmamos.
– En la película el baño es una locación muy importante donde trabajas referencias a clásicos del cine de terror como Psicosis o Pesadilla en Elm Street. ¿Cuál fue el trabajo propuesto en esta locación?
Me pareció que el lugar propicio para que ella desapareciera fuera el baño. Era el cuarto contiguo, cuando uno se siente mal se encierra en un baño. Los planos de sangre en la bañera son una suerte de homenaje a Psicosis. Después trabajamos con referencias a otras películas del género que tratamos de homenajear con lo que teníamos al alcance, como la remera de Scream que usa Joaquín.
-Generalmente, en las películas independientes de género hay un interés por homenajear a aquellas obras maestras que más nos influenciaron.
Totalmente. Además, la muerte de Wes Craven había sido reciente a la filmación de la película y estábamos aún conmovidos por eso. Tratamos de homenajearlo de todas las formas posibles. Creo que la más pictórica y la más acertada fue, por un lado, la remera de Scream y por otro, el trabajo con los sueños. Los sueños como algo aterrador que pueden pasar del plano onírico a lo real.
– ¿Cómo fue el trabajo con la puesta en escena?
Se pensó de la manera más clásica y favorable a la narración posible. Tuvimos que pensar cómo narrar con pocos planos, por una cuestión de gusto personal, dado que no soy muy fanático de los cortes excesivos. Se buscaba un plano que pudiera sostener la actuación y la historia sin tener que recurrir rápidamente al corte.
– ¿Cuál fue la experiencia de filmar en el barrio en el conurbano y tu Quilmes natal?
La casa de la película es de un amigo, sus padres estaban de viaje, o algo así. Para mi nunca hubo otra alternativa que filmar en Bernal y Quilmes. No encontraba otra forma de pensar las locaciones que no fuera a donde viví con mi grupo de amigos. Al filmar en Quilmes estábamos un poco fuera de la Ley, siendo más fácil ir a filmar a una plaza sin tener problemas con la policía. Era más fácil pedir favores como ir a la pileta donde nadaba cuando era chico y que nos dejen filmar una escena. Mucha buena onda de la gente. Cuando uno se acerca con un proyecto artístico, por lo general, están dispuestos a ayudar. Fue una sorpresa muy grata eso.
– ¿Cómo fue acercarce al mundo del satanismo, el gualicho y las curanderas?
A través de Google y documentales de National Geographic. Sabía que no quería abordar la magia negra como una forma estereotipada que ya vimos mil veces en el género, sino llevarlo a una forma más realista que es un poco el tono que se busca en la película. La historia de barrio y de amigos se roza con ese mundo esotérico. Un personaje en un antro que cobra $150 por una consulta. Es algo super real, te arrancan la cabeza si tenés que hacerte una “limpieza”.
– ¿Qué decisones tomaste para combinar el trabajo de actores profesionales con no actores?
Joaquín Sánchez, el protagonista, fue quien actuó en los ejercicios para la materia de Dirección en la Universidad del Cine. Cuando empezamos con Julián Setton, el productor y co-guionista, a armar la preproducción de la película y a pensar el casting concluímos en que no era necesario buscar a otro actor cuando sabíamos que Joaquín era el personaje. A partir de ahí, lo empezamos a rodear de actores no profesionales, amigos mios, junto a actores profesionales como Pablo Sigal, Rocío Muñoz y Querelle Delage que los hacían crecer de manera exponencial. Ellos aportaban una experiencia y una confianza a los no actores que hizo que sus interpretaciones se beneficiaran.
– ¿Cómo se plantearon el trabajo de la música en la que se percibe una fuerte referencia al cine de terror de los ochenta?
Todo comienza con una idea de Kevin Jenkins, el montajista de la película. Cuando hacíamos el primer corte de la película utilizó música de referencia que me servía para tener una idea del tono y el ritmo. Toda la música de la banda sonora es original y fue compuesta por Tercer Impacto Producciones Musicales liderada por Joaquín Sánchez y Gregorio González. Ellos tomaron la música de referencia y la hicieron crecer de una manera increíble, siempre tratando de seguir la línea de terror ochentoso pero sin caer demasiado en los sintetizadores que se escucharon miles de veces en miles de películas.
– ¿Cuál fue la búsqueda desde la fotografía, teniendo en cuenta los recursos mínimos con los que cuenta una producción de estas características?
Con el DF Artur Vetstein teníamos la consigna de hacer iluminación práctica. Iluminar de manera realista utilizando la menor cantidad de luces posible. En postproducción tratamos de darle el look deseado jugando a la desaturación de colores. El color rojo no aparece en ningún momento de la película a excepción de las escenas de alucinaciones, resaltando la sangre.
– Teniendo en cuenta que la película estuvo en el Festival de Sitges y acabás de llegar del Imagine Film Festival de Amsterdam ¿Cuál fue la estrategia de festivales que plantearon con tu productor Julián Setton?
La película se empezó a mostrar como un Work in Progress en VentanaSur, en la sección de Blood Window y a partir de allí las cosas se fueron dando de manera orgánica. La gente de Sitges vio la película ahí y nos mandaron un email diciendo que la querían en el festival. Una sorpresa increíble para nosotros. Entonces la gente del Festival de Amsterdam la vio entre Sitges y Ventana Sur, y decidieron también llevarla a su festival. Estando en Sitges, tuvimos un primer acercamiento a Javier Porta Fouz, quien se interesó por la película y la envió a sus programadores para que podamos estar hoy en el BAFICI. Estamos a la espera de la confirmación de otros festivales de género pero muy contentos por el recorrido que la película está haciendo.
– ¿Hay planes de un estreno comercial en Argentina?
Es complicado, quizás en el Gaumont o alguna sala alternativa podamos hacer un estreno. Es delicado, sobre todo en la instancia que está pasando el cine argentino donde la situación en el Instituto es poco clara. La idea es poder llegar a una sala comercial, para mí las películas están hechas para que la gente vaya al cine. Ojalá pueda suceder eso con mi película.
– ¿Me nombrás tres películas de terror que hayan sido influencia vital para Y Abrázame?
El Exorcista, Pesadilla en Elm Street y se podría decir que hay algo de Polanski, El Inquilino podría ser la tercera.