Apocalypse Now, La patrulla infernal y Rescatando al soldado Ryan. Por alguna razón (admiración, probablemente), al hablar de cine bélico siempre pienso de forma casi inmediata en estos sobresalientes retratos de la Guerra de Vietnam, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, respectivamente. Sin embargo, cuando la conversación vira hacia nuestra cinematografía local y la representación de la única contienda bélica en la que nuestro país se vio inmerso durante el siglo XX, el proceso de asociación mental y recolección filmográfica se torna difuso e incluso cuestionable.
¿Es posible hablar de un género bélico nacional? ¿Las películas que retratan la Guerra de Malvinas son acaso exponentes de esa misma estructura recurrente que engloba a los films de Coppola, Kubrick y Spielberg? ¿Existe algún impedimento por el cual no sea posible aglutinar a films como Iluminados por el fuego (2005, Tristán Bauer), Guarisove, los olvidados (1995, Bruno Stagnaro) y Los chicos de la guerra (1984, Bebe Kamín) dentro de un mismo cánon de “películas de guerra”? El libro Esto es la guerra, pibe: El cine bélico en la representación de la Guerra de Malvinas de Ezequiel Fernández se ocupa (y esmera) en responder éstas y otras tantas valiosas preguntas sobre el tratamiento cinematográfico que nuestro país le ha dedicado a la guerra en cuestión.
Editado por El Aleph y la Universidad del Cine, el séptimo volumen de su colección de libros escritos por egresados de la Institución se toma el trabajo de deconstruir y diseccionar el género bélico hasta sus exponentes más esenciales. Desde su tratamiento y representación del espacio (las trincheras, los mapas, la puesta de escena en las batallas), pasando por un soberbio análisis de su construcción de los personajes (el cuerpo del soldado, la figura del héroe, el pelotón que lo acompaña) y hasta un encantador desglose de “los vicios en la guerra”, el estudio del género llevado a cabo por Fernández es uno verdaderamente acabado y, sobre todo, loable.
Complementado por inéditas fotografías y valiosas entrevistas a los realizadores de los films locales analizados, Esto es la guerra, pibe busca comprender las extrañas razones por las que el cine nacional no ha podido –aún– dar cuenta de la Guerra de Malvinas a la manera de los grandes exponentes del cine bélico norteamericano o, por qué no, de los propios ingleses (como en el telefilm Tumbledown, cuyo análisis no sólo despertará en el lector un genuino deseo de verlo, sino también aplausos por su sorpresiva y encomiable inclusión).
Toparse con un libro escrito con tanta pasión (basta con leer la Nota del Autor al inicio del texto para comprobarlo) y conocimientos académicos tan vastos sobre el tema tratado puede resultar un tanto intimidante para el lector ajeno a este último. Sin embargo, el proceder de Fernández a lo largo de las páginas de Esto es la guerra, pibe es aquel de un valiente general que, con valentía y atención, nos motiva a nosotros, soldados, a seguirlo hacia la batalla: aquella por entender por qué cuando hablamos de un cine bélico en torno a la Guerra de Malvinas nuestro fusil, de repente, se atasca. Sin ánimos de adelantarles algunas de sus conclusiones, déjenme decirles que, si bien es posible que el cine nacional le deba a los combatientes un retrato de su gesta heroica en las Islas, la necesidad de una explicación que clarifique dicha deuda pareciera haber quedado satisfecha con este libro.
Quienes lo deseen pueden encargar su propio ejemplar de Esto es la guerra, pibe: El cine bélico en la representación de la Guerra de Malvinas a través del siguiente enlace: https://goo.gl/HF72Sr.